Si bien los “emergentes” conquistamos económica y culturalmente al país, aún falta el reconocimiento social de la población hija de las migraciones. Medidas como la inclusión del quechua en la educación regular permitirá que la cultura Andina trascienda al tercer milenio.
Cholo ya no tiene el peso peyorativo de hace algunos años. La cultura chola o de “emergentes” se reconoce como hija y nieta de las olas migratorias andinas. Y Lima, por ejemplo, resulta la ciudad donde hay más asociaciones y radios de quechuahablantes.
Variedades reunió a la congresista María Sumire (UPP); la empresaria Irene San Román; a Gedeón Fernández, presidente de la Central Interregional de Artesanos del Perú (CIAP) y el antropólogo César Ramos, promotor de la serie de coloquios Lo cholo en el Perú. Con ellos, ahondamos en las perspectivas del mundo andino peruano.
En un debate reciente, concluimos que los nuevos peruanos se aceptan como integrantes de una nación mestiza. Entonces, ¿por qué resaltar el mundo andino?
Fernández: Desde una visión de los artesanos, creo que sí es necesario conocer más sobre las vivencias y culturas, para dar cuenta de la gran riqueza que existe en el Perú.
Sumire: Este milenio habla de la situación de los "invisibilizados" y la cultura andina es una de ellas: En el Perú no se ha reconocido todavía que somos pluriculturales y multilingües. Tenemos un país "oficial" y otro "profundo". Necesitamos trabajar en la interculturalidad y el respeto mutuo.
San Román: Tenemos un problema estructural en el país sobre los verdaderos conocimiento y valoración de lo que significa nuestra historia, y lo trascendente que es para los peruanos reconocernos. Se hace indispensable enfatizar en nuestros orígenes, la cultura e historia verdadera.
Ramos: En los años de 1940 empezó la migración masiva del campo a la ciudad y se produjo la más grande revolución en la historia: Los provincianos llegaron y transformaron el país, a base de trabajo, terquedad y sacrificio. Definitivamente, nada les fue regalado, toda su conquista de ciudadanía se consiguió desde abajo. Ahora, todos se sorprenden de la construcción de riqueza en el país.
Si bien el Perú reconoce el aporte de los inmigrantes andinos, no les da reconocimiento social.
Fernández: Para muchos andinos, la autoestima es baja justamente por los maltratos o por la misma violencia que vivió el país. Una muestra interesante es el trabajo de igual a igual entre los artesanos y los académicos para que el andino sea reconocido.
Sumire: A diferencia de los hijos de los productores, que tienen dinero y educación, la migración desde las comunidades es diferente. Se migra sin nada y, si se quiere estudiar, los comuneros primero deben trabajar. Migran con su idioma y cultura, pero cuando llegan a Lima les discriminan por hablar el quechua. Aun teniendo dinero, la sociedad te discrimina por ser como eres.
Pero, ¿cómo se haría para convivir esta tradición con la cultura del progreso?
San Román: Esta problemática también se vive en Bolivia, Ecuador y Colombia, en toda la región andina en su conjunto. Pero, cuando los andinos tenemos el acceso a la educación, rebasamos las dificultades. Recordemos que la única barrera que discrimina es el conocimiento. Definitivamente, para una real educación bilingüe se necesita formar profesores en la medida y la cantidad requeridas. Los niños siguen traumándose porque se burlan de su dejo quechua.
Ramos: Hoy, el desarrollo del mundo andino se da con la irrupción de los hijos de los runas (campesinos). Lo otro es que los motores del desarrollo son las mujeres: Ellas desarrollan movimientos populares y no se entiende porqué a la hora de negociar con el Estado se llama a un hombre. La pareja andina actual tiene una clara repartición de roles, como la “yunta”, la mujer administra y el hombre ve las cuestiones a largo plazo. La empresa familiar está basada en esa lógica andina del trabajo.
Sumire: El inmigrante ha logrado cosas positivas. Por ello, la cultura mestiza debe respetar a la del inmigrante y viceversa. Eso es interculturalidad. En las comunidades campesinas muchas veces quien presenta mejores opciones sobre el desarrollo es la mujer, pero su portavoz es el varón, y es que, justamente, desde el Estado se impone leyes sexistas. Por ejemplo, la ley de Comunidades Campesinas habla sólo de los comuneros, no de comuneros y comuneras.
La congresista Sumire pide la enseñanza bilingüe, pero, ¿cómo plantearla si en la escuela no se enseña la importancia del mundo cultural andino en la historia del Perú?
Sumire: Desde el gobierno del general Velasco se viene pidiendo la enseñanza en los tres niveles educativos del quechua porque es importante que lo andino y citadino se comprendan. Muchas veces los profesionales llegan al interior, no entienden a las comunidades y viceversa. Por ello, los libros deberían editarse en castellano, quechua e inglés. A nivel de presupuesto, el Ministerio de Educación tiene un programa de educación intercultural y rural, pero no tiene dirección exacta porque quienes gobiernan no son bilingües.
San Román: Las comunidades andinas quechuahablantes son un mundo diferente. Debemos valorarlas. Hoy, las comunidades alto andinas han retrocedido más de medio siglo. Las relaciones de mercado han variado sustancialmente; los comuneros ya no canjean sus productos en los valles porque los campos se han empobrecido.
Se cuestiona que una buena parte de este universo cholo no tribute al Estado…
Ramos: Todos los logros que se han conseguido en el país a partir de 1940 son con dinero obtenido por el capital del emergente. El empresario rural probablemente tributa más que el formal, pero de otras formas. Por ejemplo, en cualquier asentamiento humano se paga el agua más cara de Lima. El Estado peruano debe entender que su población emergente es un socio potencial. El Estado debe ser el primer servidor público, no al revés.
Sumire: La sociedad emergente que vino del campo es hoy Gamarra; pero actualmente, los niveles de tributación son tan altos que lo que se busca es desaparecer a los pequeños empresarios. Sin embargo, a las empresas transnacionales se les exonera los tributos. El problema de la desigualdad entonces es muy grande.
¿Cuál sería la visión de los emergentes respecto al reto del futuro? ¿Qué herramientas darles a esa población andina, por ejemplo con cara al programa Sierra Exportadora?
Fernández: Para el turismo, se necesita conocer idiomas extranjeros, pero también el quechua por una cuestión de identidad. Con respecto a Sierra Exportadora, deberían ser las propias comunidades las invitadas a exportar directamente. Nosotros en la CIAP hemos aprendido a ser artesanos y empresarios, con buenos resultados.Sumire: La iniciativa legislativa presentada se basa en el pedido de la ONU para proveer las lenguas indígenas, como es el caso del quechua. A nivel de Sierra Exportadora, este programa favorecería a los grandes productores costeños, porque en la Sierra aún falta mucho por trabajar en el desarrollo tecnológico agrícola.
San Román: Recuperar el respeto por nuestras lenguas nativas se conseguirá sólo con la educación; a través de los medios de comunicación del Estado, por ejemplo. Hay cerca de dos mil millones de nuevos soles en los canon, pero se pierde ese dinero porque las autoridades regionales y locales no hacen buenos proyectos para invertir ese dinero. El inglés es importante como herramienta ante los nuevos desafíos, pero no hay que descuidar el quechua.
Ramos: El problema del Estado de no ver al sector emergente como socios o ciudadanos trae estos nuevos movimientos que intentan reivindicar lo étnico como una cuestión para voltear la tortilla, y surge esa construcción autoritaria, vertical.
Esperemos que el emergente apueste por construir sus propios espacios, su propio sistema educativo, construyendo sus propias universidades e institutos.
Entrevista tomada de la Revista Variedades - El Peruano - Junio 2007
Entrevista: Giancarlo Stagnaro y José Vadillo VilaFotos debate: Ricardo Choy-kifox / Fotos motivo: Alberto Orbegoso